Las navidades se aproximan a gran velocidad, ya nos lo advierten los centros comerciales a rebosar, los anuncios en televisión de colonias, turrones y bombones, las luces y decorados navideños en las calles principales de la ciudad y los villancicos que comienzan a sonar en comercios y establecimientos de restauración. Esas sintonías y estímulos visuales comienzan a hacer mella en nuestras conciencias advirtiéndonos que pronto habremos de hacer un regalo a nuestros seres queridos. Nuestros familiares más cercanos nos facilitan la tarea de buscar y encontrar un regalo puesto que podemos preguntar sin reservas qué les gustaría recibir por Navidad y ellos nos contestarán con total confianza. Sin embargo, cuando hacemos un regalo a nuestra pareja, evitamos preguntar lo que esperan recibir como regalo de nuestra parte puesto que muchas veces, el mayor presente que podemos hacerles es sorprenderlos con un detalle que no esperaban pero que sabemos que les entusiasma.
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