No hace mucho que he estado con mi pareja un par de días en Madrid. La verdad es que apenas se nota que sea una ciudad gobernada por otro partido político, sigue siendo una ciudad acogedora, multirracial y sobre todo, con mucho ocio. Desde hace muchos años tenía ganas de visitar el barrio de las Letras, ya que suele salir en muchos informativos por sus múltiples actividades y así lo hicimos.
Nada más llegar a Madrid fuimos a la Puerta del Sol, la verdad es que siempre me llama la atención lo grande que se ve cuando son las Campanadas por la televisión, y luego en vivo, no es tan grande. Era sábado y estaba lleno de turistas, lo que demuestra que la capital sigue siendo una ciudad muy visitada. Por supuesto no faltó el tradicional bocadillo de calamares. Algo que si viajas a Madrid no puede faltar en tu agenda. Fue sobre las 12 y la verdad es que nos vino de maravilla. Ya cogimos fuerza para el resto del día. Sigo pensando que Madrid es diferente a Barcelona, aunque la catalana también es una ciudad perfecta para desestresarse.
Aunque como os digo, nos centramos en el barrio de las Letras. A cada paso o desplazamiento conviene estar atento para no dejarse pasar por alto los innumerables guiños históricos y literarios que nos asaltan. Para alguien que como yo soy periodista y muy aficionado a la literatura, es una gozada. Un barrio cuya actual existencia se gira en torno a la Plaza de Santa Ana, con sus terrazas, su elegante fachada del Hotel Mé y sus monumentos a Calderón de la Barca y García Lorca.
Una zona con historia
Eso sí, ten en cuenta que es una zona fundamentalmente peatonal, a la que el acceso mediante automóvil está restringido a residentes y clientes de hoteles. Pero eso también tiene su lado bueno, da gusto pasear por esas calles estrechas y con tanta historia. Sin ir más lejos, la iglesia de San Sebastián ha visto como en ella se bautizó Tirso de Molina o Ramón de la Cruz, contrajeron matrimonio Larra, Zorrilla, Valle Inclán o Bécquer y fueron enterrados Espronceda, Lope de Vega o Jacinto Benavente. Normal que se llame el barrio de las Letras ¿no?.
Si queréis tomar algo la mejor zona es la Calle de las Huertas hacia el norte, pasado por Echegaray, Príncipe, Cruz; y otra mucho más íntima y discreta, la que vive a espaldas del Paseo del Prado, con vías del estilo de la Calle de la Verónica, la de los Fúcar o la de Moratín.
Por último,e l Ateneo, el Caixa Forum, el Museo Reina Sofía, la Casa – Museo de Lope de Vega o el Café Central son paradas imprescindibles de unos paseos que siempre te descubren algo nuevo.
Con un gran sabor de boca abandonamos el barrio. Al día siguiente nos esperaba una ruta por el Madrid al aire libre. El hotel le teníamos a las afueras, pero en una zona que nos llamó la atención, porque al contrario de lo que podía pasar había movimiento. Había mucho alquiler de naves industriales en Madrid, la mayoría alquiladas por Área Asesores, lo que nos hizo pensar que de nuevo, los polígonos vuelven a tener movimiento.
Así pues, si tenéis la posibilidad de estar en Madrid os recomiendo esta ruta porque es una de las zonas con más encanto de la ciudad.