Lujo en vacaciones

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A veces peco de ser demasiado cómoda, lo sé y me lo dice mucha gente porque renuncio a según qué viaje so escapadas sino encuentro el hotel que me gusta con las comodidades y los servicios que estoy buscando. Pero es que yo, cuando viajo, no quiero estar como en casa, quiero ser una princesa y ya que puedo pagarlo me lo permito, así de simple. Si busco un hotel de 5 estrellas no me voy a ir a un hotel simplón, es así de sencillo. Para que os hagáis una idea os diré que este es mi hotel de lujo en Barcelona favorito y todo lo que busco no puede bajar de ese nivel, en cualquier parte del mundo en el que esté.

A veces conozco personas que me echan en cara este tipo de afirmaciones que hago pero es que no entiendo muy bien qué culpa tengo yo. A ver si me explico. No me creo mejor que nadie, no pienso que tenga más derechos que otros que tengan menos dinero que yo ni intento pasar por encima de nadie simplemente, el hecho de haber nacido en una familia adinerada, me permite el lujo de poder disfrutar de este tipo de cosas y no tengo por qué dejar de hacerlo. Y siento mucho que no todos puedan permitirse unas vacaciones como las mías pero ni puedo pagárselas a todos ni me siento culpable de poder pagármelas yo.

Uno de mis destinos favoritos, cuando no tengo demasiado tiempo para viajar, es Caldea, y sin embargo, los balnearios de Andorra son un lujo al alcance de muchos, no sólo de unos pocos.

Otro de mis destinos favoritos es Bali. Puede que caiga en lo tópico pero es que los servicios que ofrecen los hoteles de Bali. Muchos puede que digan que prefieren ir a Dubai pero, en mi opinión, eso es gastar por gastar ya que tampoco es tan bonito como muchos piensan y los servicios son iguales que los que puedes encontrar en otras zonas del mundo.

Ir al Caribe, por ejemplo, es un viaje que muchos novios de clase medie eligen para su luna de miel porque han promovido un Todo Incluido muy asequible y eso también es un lujo.

Uno de mis mejores viajes fue un crucero por los Fiordos Noruegos. El buque era impresionante, lleno de majestuosidad y actividades dignas de un marajá. Recuerdo con mucho cariño la zona del Spa porque allí conocí a una de mis mejores amigas. En ese Spa podías pasarte horas a remojo en rincones donde, sino querías, no tenías por qué ver a nadie. Era increíble.

Allí el servicio fue magnifico y no tuve queja ninguna. Nada más llegar nos recibieron con un cóctel delicioso y nos acompañaron a nuestro camarote donde ya descansaban nuestras maletas. Vamos, que no tuvimos que hace ningún esfuerzo para absolutamente nada y las comidas fueron abundantes y llenas de sabores nuevos para mí, un aplauso para el chef.

Sea como sea no pienso renunciar a todo esto sólo porque unos cuantos se empeñen en decir que los que tenemos dinero somos malas personas o cosas parecidas.

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