Hace relativamente poco, alguien me contó que recibió una llamada de una compañía de seguros. Le quería ofrecer un seguro para muertos, así sin paños calientes. Seguro para muertos, no de decesos ni de entierros. Literalmente para muertos. Obviamente, el desconcierto llevo a cortar la comunicación. Algunos comerciales, verdaderamente no tienen ningún tipo de tacto. Aunque, verdaderamente, sus palabras, fueran acertadas, pues en realidad, un seguro de decesos, es un seguro para los difuntos.
Morirse es costoso. Si no fuera por las coberturas que ofrecen las compañías aseguradoras como Aragonés & Cembroain, las dificultades para los familiares serían, en muchas ocasiones, difíciles de abordar. Cada vez existen más tipos de seguros y mayores coberturas. De hecho, es casi obligado disponer de algún tipo de seguro, ya que, si posees propiedades inmobiliarias, vehículos o, incluso mascotas, la ley, obliga a contratar una póliza para prevenir posibles desavenencias.
De todos los tipos de seguro existentes, uno de los más controvertidos y, a la vez, necesarios, es el de decesos. La razón es muy sencilla: al final, a todos nos llega la hora. Nadie va a quedarse aquí por toda la eternidad. Mientras que tener un seguro para el coche, es una obligación que no siempre se utiliza, del mismo modo que ocurre con otros, el de decesos, siempre va a ser amortizado.
El fallecimiento de un ser querido, no es el mejor momento para tener que lidiar con comerciales, o llevar a cabo trámites o gestiones que, aun siendo necesario, no son plato de gusto en tales circunstancias. Los seguros de decesos, se ocupan justamente de eso, entre otras cuestiones. La carga que se genera tras el fallecimiento, es algo difícil de asumir en esos momentos, tanto lo que supone a nivel personal, como lo que supone a nivel económico. Las diferentes complicaciones burocráticas, a las que se une una delicada situación emocional, hay que añadir los costes que conlleva el sepelio.
Con la finalidad de minimizar el impacto que suponen ambas cargas, tanto organizativa como económica, se creó el seguro de decesos.
Más que un seguro, una tranquilidad
El seguro de decesos, es una solución especifica y especializada en todo lo relacionado con un fallecimiento. Su misión es coordinar y prestar los servicios funerarios correspondientes cuando el asegurado, fallece. La forma de llevar a cabo su misión es prestando apoyo a los familiares, tanto en los aspectos emocionales como en todo lo que supone a nivel material y burocrático.
Las coberturas que ofrece un seguro de decesos, siempre en base a lo que se incluya en la póliza, de forma generalizada, suelen garantizar el pago de los gastos y costes asociados, así como la gestión de los trámites correspondientes que son necesarios para poder coordinar el servicio de sepelio. A su vez, cubre gastos eventuales de gestiones de traslado del difunto desde cualquier lugar donde se encuentre hasta el lugar donde se vaya a realizar la inhumación o incineración correspondiente.
Si tenemos en cuenta que, en el pasado años, los costes de un funeral medio en nuestro país, rondan los tres mil setecientos euros de media, contratar un seguro de decesos, resulta una opción más que interesante. No solo se trata de algo aconsejable, si no que lo convierte en uno de los seguros más necesarios ya que, no solo cubre los gastos que genera un fallecimiento (evita una sobrecarga económica a la familia), las gestiones y trámites son relegadas en los profesionales que se encargan de ellas.
Al disponer de un seguro de decesos, ante la pérdida y el sufrimiento, las compañías aseguradoras, han concebido seguros que cubren todo lo relacionado con el fallecimiento: costes, gestiones relacionadas con la defunción (tramitación de la documentación por el fallecimiento, la funeraria, el traslado, esquelas, flores, etc.) y, el importante y necesario apoyo psicológico a la familia mediante un equipo de profesionales, cualificados para procurar que un momento tan duro, no sea más difícil todavía.
Contratar un seguro es sencillo. Cualquier persona que resida en España, puede hacer la contratación de un seguro de decesos que, además puede ser de carácter familiar y cubrir a todos los miembros de la familia en una misma póliza.
Es habitual que un miembro de la familia, contrate su seguro de decesos y pague un cuota por cada familiar asegurado. De este modo, sale más económico que contratando una póliza individual.
Cobertura y prestaciones
Cualquier seguro va a prestar la cobertura que el tomador demande y en función de unos precios pactados de antemano. El seguro de decesos, funciona igual, garantizando la prestación de un servicio funerario, teniendo como límite la suma asegurada que se determina por el precio de los servicios funerarios que, a su vez, son variables en función de la localidad.
La prima, o coste del seguro, se establece en función del coste de los servicios contratados, el número de personas aseguradas y la edad de cada uno de los mismos. A su vez, el capital asegurado, suele depender directamente del código postal del contratante y el tipo de paquete que se contrate. Siendo el importe el que se corresponde con el coste vigente de los elementos del servicio a establecer en el momento y que sea lo más adecuado, en función de la localidad que figura en la póliza contratada.
Algunas compañías aseguradoras, revisan anualmente las cuotas para asegurar que están actualizadas y no quedan obsoletas. La finalidad de estas actualizaciones periódicas, no es otra que validar si lo estipulado es suficiente para cubrir los servicios contratados.
Una vez que se contrata la póliza de un seguro de decesos, se mantiene en vigor hasta que el fallecimiento del asegurado se produce. Si tras cumplir con todos los trámites y actos correspondientes al sepelio, quedará capital sobrante, este suele ser entregado a los herederos del fallecido.
En el momento de llevar a cabo la contratación del seguro de decesos, el tomador del seguro puede elegir el tipo de servicio funerario que desee recibir en su fallecimiento: inhumación o entierro, inhumación sin nicho para aquellos que dispongan de su nicho, sepultura o panteón o incineración.
La cobertura principal de este tipo de seguros, se compone de forma habitual de dos conceptos: el servicio de sepelio por un lado y, los trámites administrativos relacionados con el mismo, por otro.
Dentro del servicio, los elementos que lo componen suelen ser, entre otros, los gastos de la inhumación o incineración, el tanatorio, el féretro o la urna, el coche fúnebre, las coronas de flores, el nicho y las esquelas. Es muy habitual que el detalles de estos elementos se adapta a los usos y costumbres de la localidad en la que reside el fallecido.
En cuanto a las gestiones administrativas, las compañías aseguradoras, asignan a un gesto especializado para que se encargue de realizar la coordinación del servicio junto a la gestión de todo el papeleo. Los trámites burocráticos, suelen ser la obtención del certificado de defunción, dar de baja en el libro de familia, hacer la inscripción en el Registro Civil, obtener las partidas de defunción, el testamento, la fe de vida y algunos más.
Estas coberturas que pueden considerarse básicas y comunes a todos los seguros de decesos, pueden completarse incorporando coberturas adicionales como, por ejemplo, la asistencia en viaje, el borrado de la huella digital tras el fallecimiento, la asistencia personal para la vida diaria o un capital asegurado en el caso de que se produzca un fallecimiento por accidente, entre otras coberturas posibles.
Si se tiene la intención y la predisposición de proteger a la familia tras un fallecimiento, la mejor opción es contratar un seguro de decesos. La amplia variedad de coberturas, la personalización de la póliza y los numerosos paquetes adaptados que podemos encontrar en las diferentes compañías, hacen de este seguro, el mas importante. Aunque el pensamiento sea contrario y se tenga la creencia de que es mejor no hablar de la muerte mientras se este vivo, lo cierto es que la misma, es parte intrínseca de la vida. A todos nos llega la hora, antes o después por lo que no está de más, contar con ello.
Para aquellos que ven la contratación de un seguro de decesos como una llamada a tan fatídico momento, pueden considerar su adquisición como un plan de ahorro. Pues en realidad, se trata de un plan de ahorro destinado en exclusiva a cubrir los gastos derivados de un fallecimiento que, no son pocos. Cuanto antes se contrate la póliza, más baja será la cuota mensual y dispondrás de más tiempo para ahorrar.
Antes de finalizar, hacer hincapié en la finalidad de este tipo de seguro y su verdadera razón de ser. Los gastos que conlleva un fallecimiento, el entierro o incineración del fallecido, los trámites y las correspondientes gestiones asociadas, pueden suponer un desembolso elevado en nuestro país. De media, ya comentábamos al principio, ronda los casi cuatro mil euros, en función de donde se produzca y sin tener en cuenta, si es necesario realizar el traslado del fallecido de una localidad o país a otro o el alquiler del nicho o tumba. Gracias a estos seguros, considerados más bien como un servicio, pagas tu funeral en cómodos plazos, sin apenas darte cuenta y evitando la carga a tus seres queridos, cuando llegue la hora.