Mi hija juega al fútbol
Aunque, las cosas hayan evolucionado para bien, hay que reconocer, sin embargo, que los prejuicios y micromachismos siguen todavía muy presentes en nuestras modernas y supuestamente avanzadas sociedades. Queda mucho trabajo por hacer, digamos lo que digamos. Personalmente, pude comprobarlo en el seno de mi familia, así como en mi entorno más cercano, amistoso y social, cuando les informé de que mi hija pequeña quería que la apuntara a una escuela de fútbol… Puede parecer una tontería, pero no lo es. Hasta mi propio esposo, lo primero que me dijo es que por qué no se apuntaba más bien a ballet o a cualquier actividad “para niñas”. Ese día no lo maté porque dio la casualidad de que no tenía a mano ningún objeto contundente o pesado y, sobre todo, porque me dejó su sugerencia a tal punto atónita que no pude reaccionar. Bromeo un poco, pero ello no dista mucho de la realidad…