Cuidar nuestra dentadura no debería ser opcional.

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El cuidado de nuestra dentadura es uno de esos aspectos que, aunque pueda parecer rutinario, supone un gran impacto en nuestra vida diaria. Y es que, a pesar de que todos somos conscientes de que debemos cepillarnos los dientes y acudir al dentista al menos una vez al año, la realidad es que la mayoría no le damos la prioridad que se merece.

Y lo peor es que, el descuido de nuestra dentadura afecta a nuestra salud en general, además de a nuestra estética, llevándonos a sufrir problemas graves bucales como la pérdida del diente. Dime, ¿alguna vez te has planteado qué ocurre si perdemos los dientes antes de cierta edad? La respuesta no es tan sencilla como parece, y las consecuencias pueden ir más allá de una sonrisa incompleta.

Vamos a conocer en profundidad en este artículo por qué cuidar nuestra dentadura no debería ser algo opcional: puede que cambies tus rutinas tras leerlo ¡no te lo pierdas!

Nuestra boca supone mucho más que un aspecto estético.

Antes de entrar en las consecuencias de perder los dientes y en las soluciones que podemos aplicar, como los implantes, es importante entender por qué la boca es mucho más que una parte visible de nuestro rostro: en ella comienza el proceso de digestión, y es fundamental para la articulación del habla, y para mantener una estructura facial equilibrada.

Si la salud bucodental no se mantiene en óptimas condiciones, las repercusiones se reflejarán en diversos aspectos de nuestra salud.

Por si fuera poco, las encías también juegan un papel importante en la protección contra enfermedades. Si no las cuidamos, podemos desarrollar infecciones como la gingivitis, que a su vez puede evolucionar a periodontitis y provocar otras enfermedades como la diabetes; de hecho, esta última es una de las principales causas de la pérdida de dientes en adultos, y una vez que se pierden, se inicia un ciclo que afecta tanto a la función masticatoria como a la estructura ósea de la mandíbula.

Entonces, ¿Qué ocurre si perdemos los dientes antes de cierta edad?

Perder los dientes antes de tiempo suele afectar a nuestra salud de muchas formas, y por supuesto, también acarrea consecuencias notables para nuestra salud mental y nuestro bienestar emocional.

En términos de salud, la pérdida de dientes afecta sobre todo a la capacidad de masticar correctamente, repercutiendo en la digestión y en la absorción adecuada de nutrientes. Por otro lado, la ausencia de dientes provoca que los huesos de la mandíbula comiencen a deteriorarse. Esto sucede porque la raíz del diente estimula el hueso de la mandíbula cada vez que mordemos o masticamos, y al perder ese estímulo, el hueso empieza a reabsorberse, lo que puede nos lleva a perder volumen facial, haciéndonos parecer más envejecidos.

Tenemos que tener en cuenta que el aspecto de una persona mayor sin dientes, es más natural que el de una persona joven sin ellos; ese factor también influye en la estética y la percepción de envejecimiento que experimentamos al observar a un adulto joven sin dentadura.

En el plano emocional, la pérdida prematura de dientes puede afectar gravemente a nuestra autoestima. Las personas con pocos dientes suelen sentirse avergonzadas a la hora de sonreír o hablar en público, lo que origina diferentes problemas, como la pérdida de confianza en uno mismo, y problemas a la hora de socializar; en casos extremos, muchos prefieren evitar situaciones que antes disfrutaban por el miedo de mostrar una sonrisa incompleta.

¿La solución? los implantes dentales.

Afortunadamente, la odontología ha avanzado de manera sorprendente en los últimos años, por lo que hoy en día contamos con múltiples soluciones para aquellas personas que han perdido sus dientes. Entre ellas, los implantes dentales son, sin duda, una de las más resistentes y duraderas.

¿Qué es un implante dental? Es básicamente una raíz artificial que se inserta en el hueso de la mandíbula y sobre la que se coloca un diente artificial. Lo mejor de los implantes, es que se sienten y funcionan como dientes naturales; a diferencia de las dentaduras de quita y pon, o los puentes, los implantes no necesitan estructuras adosadas para sostenerse, así que son la alternativa perfecta para aquellos que la necesitan como una solución permanente.

Sin embargo, no es suficiente con colocarse un implante y olvidarse del tema: el cuidado de los implantes es fundamental para poder garantizar su durabilidad. Tal como sucede con los dientes naturales, los implantes necesitan una higiene adecuada y unos cuidados constantes para evitar infecciones en la encía o en la zona del hueso donde están anclados.

¿Qué pasa si no se cuidan los implantes?

Aunque los implantes son una solución potente y duradera, es importante tener en cuenta que también pueden fallar si no se les da el cuidado adecuado. El problema más común que puede surgir es la periimplantitis, que es una infección que afecta al hueso y los tejidos que rodean el implante. Si no se trata a tiempo, puede llevar a la pérdida del implante.

Para evitar complicaciones, es fundamental seguir las recomendaciones del dentista, que suelen consistir en:

  • Mantener una correcta higiene bucal, evitando el exceso de placa alrededor del implante.
  • Realizar limpiezas profesionales frecuentes para que dure muchos años.

Si seguimos estos pasos y cuidamos nuestra inversión (porque los implantes no son precisamente baratos) podremos disfrutar de unos dientes increíbles por muchísimos años. Y para aclarar el tema del precio, explicamos que el rango de precios de un implante de 3 piezas suele oscilar entre los 1.200€ hasta los 2.000€, dependiendo claro está de la clínica, la fama de la misma, y del tipo de ofertas que ofrezcan en la misma ¡así que imagínate!

Implantes para dientes con poco hueso.

Uno de los problemas más comunes en las personas que han perdido dientes, es la pérdida de hueso en la mandíbula. Como mencionamos antes, cuando un diente se pierde, el hueso empieza a reabsorberse, y, con el tiempo, puede no quedar suficiente estructura ósea para colocar un implante dental de manera segura. Sin embargo, este tipo de problemas también tiene solución: los implantes para dientes con poco hueso.

Para estos casos, existen soluciones que permiten colocar implantes en personas con una densidad ósea reducida. Según nos comentan los expertos en salud bucodental de Médico Dental S&M, una de las técnicas más conocidas es el injerto óseo, que consiste en tomar hueso de otra parte del cuerpo o utilizar un material biocompatible para regenerar el hueso en la mandíbula. Este procedimiento crea una base sólida donde colocar el implante.

Otra solución son los implantes cigomáticos. A diferencia de los implantes tradicionales, que se colocan en el hueso de la mandíbula, los implantes cigomáticos se anclan en el hueso cigomático (el hueso de la mejilla), lo que permite a las personas que presentan una pérdida ósea importante en la mandíbula volver a tener una dentadura funcional.

La alimentación también influye en el cuidado bucodental.

Volviendo al tema de los cuidados bucodentales, queremos mencionar que mantener una higiene adecuada y acudir al dentista no es lo único que influye en el cuidado bucodental; la alimentación es otro aspecto clave que debemos tener en cuenta.

Aunque no lo parezca, lo que comemos puede influir mucho en la salud de nuestros dientes y encías. Los alimentos ricos en azúcar y carbohidratos simples, como los refrescos, dulces o incluso algunos alimentos procesados, son el enemigo número uno de nuestra dentadura. Estas sustancias alimentan a las bacterias en la boca, que, al metabolizarlas, producen ácidos que erosionan el esmalte dental y causan caries.

Por otro lado, llevar una dieta rica en alimentos que fortalezcan el esmalte, como los lácteos, que contienen calcio, o las frutas y verduras frescas, también ayuda a mantener los dientes fuertes. Comer alimentos crujientes como manzanas, zanahorias o apio también estimula la producción de saliva, lo que ayuda a neutralizar los ácidos en la boca y a limpiar naturalmente los dientes.

Además, no debemos olvidar la importancia del agua: beber agua no solo es importante para mantenernos hidratados; también nos ayuda a enjuagar nuestra boca y eliminar los restos de comida que pueden quedar entre los dientes. Por ello, el agua es un gran aliado en la prevención de caries y otros problemas bucales.

Por último: recuerda, la prevención es la clave.

Tras leer este artículo, has conocido muchas consecuencias que podemos sufrir si no cuidamos nuestra dentadura, además de algunas posibles soluciones. Sin embargo, no existe mejor solución que la prevención. Cuidar nuestra boca día a día, es el camino más seguro que te llevará conservar una dentadura sana durante toda tu vida. De hecho, la mayoría de los problemas que conducen a la pérdida de dientes, como la caries o la enfermedad periodontal, son completamente evitables si se siguen las recomendaciones básicas.

Algunos hábitos que puedes adoptar son: cepillarte los dientes al menos dos veces al día, usar hilo dental, limitar el consumo de azúcar y realizar revisiones frecuentes, ya que te ayudarán a detectar problemas a tiempo y tratarlos antes de que sea demasiado tarde (¡Y demasiado caro!).

Así que recuerda: cuidar nuestra dentadura no debería ser opcional, ya que su impacto afecta a muchas más cuestiones que la estética.

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