Elegir residencia para mayores

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Todos nos hacemos mayores. La juventud del cuerpo no va a perdurar tanto como la del alma inmortal y por joven que una persona se sienta, los años, no pasan en valde. Algunas personas, inevitablemente, requieren o van a requerir de cuidados especiales. En el mejor de los casos, muchas personas mayores, deciden por voluntad propia, buscar una residencia donde dispongan de todos los servicios y se cubran sus necesidades.

Razones para necesitar una residencia para mayores, hay varias, como nos indican desde Nuestra Señora del Rosario, residencia geriátrica con décadas de experiencia.

Tratar a nuestros mayores con el respecto debido y merecido, incluye tener en cuenta sus necesidades y querencias. Eso incluye todo lo referente a sus cuidados y forma de vida. En los casos de mayores impedidos o con necesidades concretas y específicas, es posible que haya que decidir por ellos. Siempre en su beneficio.

Ahora bien, cuando se trata de personas mayores con sus capacidades completas y en perfectas condiciones, teniendo en cuenta algunos devenires que van con la edad, la decisión debe ser en consenso. No por que se trate de nuestros abuelos, hay que tratarlos con el menosprecio de no permitirles decidir por sí mismos.

Antes de proceder a elegir una residencia para mayores, hay que tener en cuenta una serie de consideraciones, todas ellas con igual importancia. En primer lugar, cabe preguntarse si la residencia, es la opción adecuada para nuestro caso en particular.

Para decidir sobre el ingreso de una persona en un geriátrico, hay que hacer una valoración previa. Conocer si es la opción más adecuada a las necesidades particulares, teniendo en cuenta tanto el estado físico como mental, el entorno social y familiar y si su hogar esta adaptado a esas necesidades concretas.

Existen opciones a valorar si la persona puede permanecer en su propio domicilio o con la familia, si es suficiente con servicios de ayuda a domicilio, teleasistencia, adaptación de la vivienda, etc. También cabe contar con la posibilidad de que acuda a centros de día o pasar temporadas en alguna residencia, pero sin que sea definitivo.

Lo mas recomendable, es acudir a un trabajador social que asesore en cada caso de la opción mas adecuada y las posibilidades existentes.

Una vez esta claro que la mejor opción es el ingreso en una residencia. Los mismos servicios sociales pueden ayudarte en la búsqueda. El asesoramiento que proporcionan los servicios sociales, puede ser interesante ya que están al día de todo lo referente a las residencias y las opciones existentes para la tercera edad.

Desde los servicios sociales de la Comunidad, te proporcionarán una lista de residencias con sus plazas correspondientes y te ayudarán con los trámites necesarios, si procede. Puede resultar útil y conveniente, preguntar a alguien que conozca el sector. No se aconseja, iniciar la búsqueda exclusivamente online. Hay que ser mas personal en este tipo de búsquedas, el cara a cara, proporciona más información.

Hay que visitar los centros elegidos. No puede seleccionarse una residencia donde un ser querido va a pasar el resto de su vida sin interesarse en algunos punto clave. Conocer la disposición del centro para enseñar las instalaciones y explicar los servicios que ofrecen, siempre dentro de un horario conveniente. No hay que olvidar que allí viven personas y tiene sus hábitos. Concertar una visita y solicitar toda la información in situ, es la mejor manera de decantarse por alguna de las residencias seleccionadas. La disposición que tenga el centro y el personal del mismo, a mostrar las instalaciones y hablar de sus servicios, aporta confianza.

Con lo vivido en los últimos tiempos, transparencia por favor

Desde la pandemia, lo sufrido en las residencias sigue aun dando que hablar y pensar. Por esa misma razón, la transparencia a la hora de elegir una residencia para la tercera edad, es fundamental.

Al acceder a un centro, todo lo que nos rodea, habla del mismo. Hay que prestar atención y mantener alerta todos los sentidos. Desde la vista hasta el olfato deben estar en guardia. Comprobar el estado del mobiliario, la higiene y la limpieza sin mostrar ningún pudor, ya que buscamos calidad. Lo sucio huele e indica dejadez, el orden no debe faltar en un centro de estas características.

Que haya transparencia tanto en las explicaciones que den los trabajadores como en las instalaciones que muestran es fundamental y en extremo importante. Que muestren las habitaciones, la cocina, la lavandería, etc. es sinónimo de esa transparencia.

Como es lógico, hay que conocer los servicios de los que dispone el centro. Dado que muchos centros ofrecen servicios que en realidad no son propios, hay que asegurarse de que, si cuentan con servicio médico y de enfermería, es por cuenta propia y no del centro de salud de la zona.

También cabe conocer la disposición de esos servicios como el horario. En los caos de servicios de fisioterapia, por ejemplo, la disponibilidad que ofrecen.

Comprobar que se esfuerzan por conservar la autonomía de los usuarios es un factor añadido. Es muy importante para los mayores, conservar toda su autonomía durante el mayor tiempo posible. Los centros deben tener ese aspecto en consideración.

Por supuesto, en temas de transparencia, no puede faltar todo el tema burocrático. Que el centro cuente con todas las autorizaciones administrativas necesarias es crucial. En el mismo tablón de anuncios del propio centro, deben encontrarse expuestos, los documentos que acrediten estar en posesión de todos los permisos y licencias correspondientes. Esto constituye para el usuario, una garantía de que cuenta con las medidas de seguridad, higiene y calidad que, por ley, corresponde. En el caso de que toda esta documentación no este visible para el visitante, hay que exigirla a la dirección del centro en cuestión y asegurarse de que están actualizadas.

Otra cuestión a considerar, son los costes de la residencia. Algunos centros dan un precio mensual fijo al que luego se añaden costes por servicios. Otras, por el contrario, ofrecen precios cerrados y servicios contratados dentro de ese precio.

Por último, leer el contrato con detenimiento y comprobar que va a nombre de la persona que va a realizar el ingreso y no otra. Salvo casos de incapacidad en los que será el familiar responsable quien firme.

Obviamente, que nuestros mayores ingresen en una residencia, no exime del contacto directo con ellos. Al contrario, visitarlos con frecuencia, hablar con ellos por teléfono o llevarlos fuera de cuando en cuando, es muy necesario para mantener su animo alto. Hay que cerciorarse de las limitaciones que puedan poner en algunos centros y evitar las que tengan restricciones.

No se debe confundir llevar a una residencia con encerrar en ella a una persona. Los mayores, son mayores, nada más cuentan con una experiencia vital más dilatada. Eso no los convierte en estorbos, ni muebles a los que solo se mira de paso. El trato que se ofrece a muchos de nuestros mayores es simplemente, inadecuado (por decirlo suavemente). Asegurarnos de que pasan el resto de sus vidas en las mejores condiciones posibles, es tarea de los no tan mayores.

Por lo tanto, si uno de tus mayores es susceptible de tener que acudir a una residencia, toma nota de estas pautas. Asegúrate de que es la mejor opción, de que esta conforme y de que se trata de un buen lugar para vivir. Tanto que tu mismo o misma, ingresarías ahí sin dudar. Y por supuesto, no te olvides de que, aún siguen necesitando de sus seres queridos y sigue visitándolos y haciendo cosas con ellos.

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