Hacerse una sonrisa nueva, de diseño y acorde con nuestro ideal estético es posible. Si te faltan dientes, puedes optar por hacerte unos implantes para completar tu dentadura y que tu sonrisa, sea perfecta. Más allá de la cuestión estética que implica lucir una bonita sonrisa y una dentadura perfecta, la dentadura tiene una función imprescindible que debería ser, en primera instancia, la razón de mantenerla en condiciones óptimas. Aunque ambas cuestiones no riñen entre sí, pues una sonrisa perfecta, es signo de dentadura perfecta. Es decir, su funcionalidad y la mordida, serán las adecuadas para ejercer la función masticatoria para la que ha sido concebida.
Mucho se habla de lo importante de lucir una buena sonrisa, unos dientes perfectos y los diferentes tratamientos para lograr unos buenos resultados. Menos conocidos son los efectos adversos y los problemas que pueden surgir de cierto tipo de tratamientos. No por que puedan existir consecuencias queremos decir que no deban realizarse. Al contrario, lo importante es conocer los problemas que pueden surgir para detectarlos lo más pronto posible y ponernos en manos de profesionales de la odontología como la Clínica Beladent.
En este artículo queremos hablar sobre uno de esos problemas o enfermedades bucodentales que pueden presentarse tras la colocación de un implante: la mucositis. Hay que dejar claro que no es a causa del implante como tal. Se trata de una afección que padecemos normalmente en algún momento de nuestra vida y todos conocemos como gingivitis. Lo que viene a ser una inflamación de las encías que, suele darse por diversas causas y revestir poca gravedad.
Cuando esta inflamación se produce en dientes que han sido implantados, se denomina mucositis. Es una de las enfermedades periimplantales de las que vamos a hablar a continuación. Puesto que los implantes dentales, devuelven la funcionalidad y la sonrisa del paciente, las prótesis logran que la falta de piezas dentales, deje de ser un problema. Se trata, por lo tanto, de un tratamiento que proporciona numerosos beneficios.
No obstante, no basta con colocarse los dientes nuevos y marcharse a casa. Tras la intervención, existe un proceso de osteointegración y deben cuidarse los implantes como si de dientes originales, se tratara. Si bien es cierto que la tasa de éxito de los tratamientos de implantología es del noventa y siete por cien, no están exentos de complicaciones posteriores.
Patologías periimplantales
Nuestros dientes y encías, padecen enfermedades periodontales como la gingivitis o la periodontitis. Del mismo modo, los implantes dentales no están exentos de sufrir este tipo de patologías que, en este caso, se denominan periimplantales.
Una de esas patologías es la denominada como mucositis periimplantaria, enfermedad que se produce cuando los tejidos blandos, es decir, la mucosa que rodea el implante, se inflama. Se trata de una patología reversible que puede llegar a afectar hasta un setenta por cien de los pacientes con prótesis y que, en ningún caso, supone la pérdida de hueso. Esta patología es comparable a la gingivitis que padecen las encías.
Otra patología, en este caso comparable a la periodontitis, es la periimplantitis. Los pacientes que sufren esta patología, no solo padecen una inflamación de los tejidos blandos que rodean el implante, en esta ocasión, se ven implicados los tejidos duros. Es decir, el hueso que, en función de la gravedad de la inflamación puede producir destrucción del hueso que mantiene sujeto el implante, poniendo en peligro su supervivencia.
Al contrario de lo que ocurre con la mucositis, la periimplantitis puede conllevar secuelas estéticas como la recesión de las encías. De no acudir al dentista a la mayor brevedad y recibir el tratamiento adecuado, se corre el riesgo de perder el implante que se vea afectado.
En ambos casos, la inflamación de los tejidos se produce a consecuencia de la acumulación de placa. Podría decirse que, como sucede con la gingivitis, la mucositis es un estadio leve de la enfermedad que, debido a una exposición prolongada de los tejidos al sarro, puede propiciar una evolución desfavorable de la patología, derivando en una periimplantitis de mayor gravedad.
Prevenir, detectar y curar
Lo ideal seria que no pasara. Evitar cualquier enfermedad es el sueño de todos. Sin embargo, la realidad nos dice que lo mejor es prevenirlas, puesto que son una realidad plausible y todos somos susceptibles de padecer enfermedades, sobre todo, si nos exponemos a ellas.
Con la salud bucodental, ocurre igual, prevenir es la mejor manera de no padecer graves problemas. Sin duda, la boca es la puerta de entrada a numerosas enfermedades.
Independientemente de la precaución que se tenga o las medidas preventivas que se lleven a cabo, en muchas ocasiones, no es suficiente. Las baterías y demás, hacen de las suyas y se instalan en cualquier parte de nuestro organismo provocando daños. En este caso, lo mejor es saber detectar esas enfermedades.
Detectar patologías como la mucositis periimplantaria es una manera de prevenir, puesto que la gravedad aumenta a medida que la patología evoluciona. Con lo que una detección temprana, es a su vez, una medida preventiva. Para identificar esta patología de curso leve, basta con advertir alguno de los siguientes síntomas:
- Inflamación de las encías.
- Sangrado.
- Enrojecimiento del tejido periodontal.
- Supuración de pus.
Bajo estos síntomas, un paciente puede intuir que padece mucositis, con lo que resulta de vital importancia que se acuda a la clínica odontológica para que el profesional determine si se trata o no de ella. Un buen implantólogo sabrá reconocer de forma precoz las lesiones que provoca la placa bacteriana y, ante el mínimo signo de evidencia, poner en marcha el tratamiento correspondiente.
En lo que a las causas que producen mucositis, ya hemos comentado que la principal razón de que se genere la patología es la acumulación de la placa bacteriana. Dicha reunión masiva de bacterias puede se a consecuencia de una mala o insuficiente higiene dental que, como todos sabemos, acarrea graves problemas a los implantes dentales y la dentadura en general. También puede deberse a los restos de comida que se acumulan entre los dientes, por lo que es necesario aplicar una correcta técnica de cepillado y que esta se complete con hilo dental y enjuagues bucales.
El tabaco es otro de los responsables de que la salud bucodental se vea afectada de forma negativa, no solo por las manchas que puede generar en el esmalte. La osteointegración de los implantes, puede verse igualmente afectada debido a la disminución de la capacidad defensiva del organismo ante los agentes externos. Disminuye el riego sanguíneo en los tejidos periodontales y provoca acumulación de sarro.
Tener hábitos como el del tabaquismo, compromete la supervivencia de los implantes a largo plazo, a causa de la inflamación continua que produce en las encías.
Cabe señalar que algunas personas, tienen cierta propensión genética que les hace más susceptibles de padecer enfermedades periodontales. También guardan relación con otro tipo de patologías como la diabetes.
Aunque hay que decir que no solo influyen los factores biológicos ni el estilo de vida del paciente. En ocasiones, la enfermedad se desarrolla como resultado de una colocación mal realizada del implante. Del mismo modo que un mal diseño de las piezas o prótesis dentales y sus características propias (como una superficie rugosa) puede propiciar la acumulación masiva de bacterias.
Como decíamos anteriormente, la mejor manera de evitar enfermedades periimplantales, es la prevención. Prevenir es curar. Lo sabemos y los profesionales de la medicina lo corroboran.
En este artículo hemos dejado claro que la máxima responsable de que se produzcan las patologías periimplantales, es la acumulación de placa bacteriana. Razón por la que, igual que en todo lo relacionado con la salud bucodental, es fundamental una correcta higiene dental.
Las indicaciones del dentista son la guía que el paciente debe seguir minuciosamente para limpiar convenientemente los implantes dentales y, evitar de esa manera las complicaciones.
Patologías como la mucositis, pueden evitarse o eliminarse controlando la causa que la origina que no es otra que el sarro.
Para la periimplantitis, el método de actuación requiere de una intervención más efectiva para erradicarla. Pudiendo en tal caso realizar una cirugía de acceso para limpiar completamente el implante, eliminando a su vez todas las bacterias que se alojan en el interior de la encía.
Finalizado el tratamiento, puede ser necesario reconstruir la zona dañada y realizar un injerto del hueso. Los antibióticos suelen ser recetados para evitar una reinfección.
En cualquiera de los dos casos, es recomendable la profilaxis dental del paciente, llevada a cabo al mismo tiempo que el programa de mantenimiento recomendado y supervisado por el profesional. De tal modo que el implantólogo tendrá un diagnóstico más certero de la enfermedad periimplantar.
Como hemos podido ver, no se trata de patologías de extrema gravedad siempre y cuando, sean detectadas a tiempo. Una mucositis sin tratar y reincidente, puede derivar en una periimplantitis agresiva que tenga como consecuencia la perdida del implante o implantes dentales que se vean afectados. Siendo otra de las razones de peso que hacen necesaria la asistencia periódica al odontólogo, si te han realizado tratamientos de implantología.