Cada día, al encender el televisor y poner las noticias, todo parecer ser caótico e ir cada vez a peor. Pocas veces hablan de sucesos buenos o de actos heroicos de personas, pero lo cierto es que, a pesar de esa vorágine de oscuridad, miles de personas hacen cosas buenas todos los días y no nos enteramos. El mal es muy escandaloso y parece que no les interesa a los medios llenar los noticieros de cosas buenas y esperanzadoras porque, a su parecer, no sería interesante ni crearía audiencia (algo fundamental para el mantenimiento de todas estas cadenas y programas).
La verdad, es que, si lo pensamos, si todo fuese tan malo y tan caótico, si el ser humano fuera tan despreciable como se muestra en la tele a diario, haría ya tiempo que el mundo se habría destruido. Se verían asesinatos y robos por todas partes al salir a la calle y ese tipo de cosas.
Pero lo cierto es que no es así. Prácticamente todos los días podemos ver a personas ayudarse y cuidarse unas a otras. Con pequeños y grandes gestos, ayudamos a mantener nuestra comunidad, nuestra familia, nuestras ciudades y, en gran parte, estamos bien los unos con los otros; todos tenemos un poco de escandalosa oscuridad en nuestro interior, pero sin duda la mayoría del tiempo la silenciosa y pacífica luz, cuida, protege, alegra, trabaja y colabora, para hacer del mundo un lugar mejor.
Aun así, son muchas las cosas que podemos hacer por los demás, aparte de encargarnos de nuestra propia familia y los asuntos que sólo nos conciernan a nosotros.
Esta es la definición de ser solidario, mostrar empatía y actuar de manera desinteresada para ayudar a los demás y contribuir al bienestar de la sociedad. Actuar por asuntos que no nos aportarían bien a nosotros ni a los que conocemos, pero que para otras personas son cruciales. He aquí algunos ejemplos que puedes seguir para practicar la solidaridad:
- Practica la empatía.
Intenta ponerte en el lugar de los demás y comprender sus necesidades y emociones. Esto te ayudará a conectar con ellos de manera más efectiva y a comprender cómo puedes ayudar.
- Ayuda a personas cercanas a ti.
Comienza por ayudar a tus familiares, amigos y vecinos. Pregunta si necesitan apoyo en tareas cotidianas, como hacer compras, cuidar a sus hijos o realizar trabajos domésticos. Muchas veces, podemos ver asuntos en los que necesitarían ayuda, pero hay cosas no tan evidentes que también se necesitan, por lo tanto, lo importante es atreverse a preguntar y mantener una buena comunicación.
- Ofrece tu tiempo.
Dedica parte de tu tiempo a organizaciones benéficas locales, asilos, orfanatos u otras instituciones que necesiten voluntarios. Puedes ayudar a enseñar, brindar compañía a personas mayores o participar en proyectos comunitarios.
- Dona recursos.
Si tienes recursos económicos, considera hacer donaciones a organizaciones sin fines de lucro que trabajen en áreas que te importen, como la educación, la salud o la protección del medio ambiente. También puedes donar ropa, alimentos no perecederos o cualquier otro artículo que pueda ser útil.
- Escucha y brinda apoyo emocional.
Muchas veces, las personas necesitan alguien que las escuche y las entienda. Ofrece tu apoyo emocional a amigos, familiares o incluso a desconocidos que atraviesen momentos difíciles. A veces, solo estar presente y escuchar puede marcar la diferencia.
- Promueve la igualdad y la inclusión.
Puedes trabajar para eliminar prejuicios y discriminación en tu entorno. Respeta y valora la diversidad de las personas, independientemente de su raza, género, orientación sexual o religión.
- Realiza actos de bondad diarios.
¡No subestimes el poder de los pequeños actos de bondad!
Ayuda a alguien a llevar sus bolsas de la compra, cede tu asiento en el bus a alguien que lo necesite o simplemente sonríe y saluda a las personas que te encuentres en tu camino.
- Brinda ayuda a las personas afectadas por desastres naturales.
Cuando ocurran desastres naturales, como terremotos, inundaciones o huracanes, considera donar dinero, alimentos, ropa o suministros médicos a las organizaciones que están brindando ayuda en esas áreas.
- Participa en campañas de sensibilización.
Utiliza las redes sociales y otras plataformas para compartir información sobre causas importantes y crear conciencia sobre problemas sociales y ambientales. Puedes promover campañas de recolección de fondos, compartir historias inspiradoras o difundir mensajes de solidaridad.
La solidaridad no tiene límites y se puede practicar de muchas maneras. Lo importante es tener una actitud abierta y dispuesta a ayudar a los demás en la medida de tus posibilidades. Incluso puedes ayudar a los demás creando una empresa dedicada a necesidades básicas que no están cubiertas por los servicios sociales.
La mayoría de personas piensan que las empresas solo miran por sus propios beneficios, pero hay muchas, como Fins Ara, que se dedican enteramente a dar un servicio social imprescindible a personas que requieren una atención domiciliaria centrándose en su bienestar personal y colectivo de aquellos que lo necesitan.
Ser solidario no solo beneficia a quienes reciben tu ayuda, sino que también tiene efectos positivos en ti como individuo. Aquí hay algunos beneficios de ser solidario:
- Sentimiento de satisfacción.
Ayudar a los demás y marcar una diferencia en sus vidas puede generar una sensación de satisfacción y logro personal. Saber que has hecho algo bueno y positivo puede aumentar tu autoestima y bienestar emocional.
- Mejora de las relaciones interpersonales.
Ser solidario fortalece tus relaciones con los demás. Cuando ofreces tu apoyo y ayuda desinteresada, creas vínculos más fuertes y significativos con las personas que reciben tu solidaridad. Además, puedes conocer a personas nuevas y hacer nuevos amigos.
- Desarrollo de habilidades sociales.
Ser solidario implica interactuar con diferentes personas y situaciones, por lo que, a través de estas experiencias, puedes desarrollar habilidades sociales como la empatía, la comunicación efectiva y la resolución de problemas. Estas habilidades son valiosas en todas las áreas de tu vida.
- Reducción del estrés y la ansiedad.
Ayudar a los demás puede distraerte de tus propios problemas y preocupaciones, lo que puede reducir los niveles de estrés y ansiedad. Enfocarte en las necesidades de los demás y ofrecer tu ayuda te brindará una sensación de propósito y tranquilidad mental.
- Fortalecimiento de la comunidad.
La solidaridad fomenta un sentido de comunidad y pertenencia.
Cuando te involucras en actividades solidarias, te conectas con tu entorno y con personas que comparten tus mismos valores.
- Mejora de la perspectiva de vida.
Al ayudar a quienes están en situaciones menos privilegiadas o enfrentan dificultades, puedes desarrollar una perspectiva más amplia de la vida. Ayudarles te ayudará a apreciar lo que tienes, a ser más agradecido y a valorar las cosas realmente importantes.
- Inspiración para otros.
Por último, debes tener en cuenta que tus acciones pueden tener un efecto dominó y motivar a otros a ser solidarios también. Cuando eres un ejemplo de solidaridad, puedes inspirar a las personas a hacer el bien y marcar una diferencia en el mundo.
Cada pequeño acto de solidaridad cuenta. No importa cuán grande o pequeña sea tu contribución, lo importante es marcar una diferencia positiva en la vida de los demás y trabajar juntos para construir un mundo más solidario y compasivo. Poco a poco y entre todos, conseguiremos que el bien haga mas ruido que el mal.