La importancia de un segundo idioma: el inglés y otras alternativas

Apuntarse a un curso de aprendizaje de idiomas en el extranjero e intercambio cultural como los ofertados por European Idiomas es una opción al alza para los jóvenes que desean adquieren la responsabilidad de aprender una lengua extranjera, por lo general el inglés, a través de la cual construir con firmeza los cimientos de su vida profesional –y personal- en el contexto de un mundo y sistema económico cada vez más globalizado.

Sin embargo, a día de hoy no sirve solo con especializarse en el dominio, la lengua franca del planeta y la puerta de acceso al éxito más allá de nuestras fronteras –o incluso dentro de ellas-. Entre ellos, destaca la pujanza del chino mandarín, ligado a la expansión de la República Popular China hasta encumbrarse como segunda economía más importante del globo de la mano de su vastísimo capital humano que supera el millar de millones de habitantes, repartidos también a lo largo y ancho del planeta. Las dificultades, como es natural, pasan por la asimilación de un sistema por completo ajeno a las normativas gramaticales y a los símbolos del alfabeto latino. Sin embargo, el tesón que implica su aprendizaje puede verse altamente compensado: a pesar de la vinculación cada vez más estrecha entre España y China y el desarrollo de numerosos tratados internacionales de intercambio comercial, no hay demasiados especialistas lingüísticos sobre el terreno. Un campo abonado, pues, para emerger laboralmente dentro de un sector donde se aprecia enormemente la incorporación de trabajadores.

Algo similar ocurre con la lengua alemana. Alemania, con 110 millones de hablantes, es el motor económico y político de la Unión Europea. El gigante soberbio17 por el que pasan todas y cada una de las decisiones importantes adoptadas en el seno de la comunidad europea y una de las mecas predilectas donde los desempleados españoles aspiran a encontrar su propio El Dorado laboral de la mano de una economía que pese a las desaceleraciones se conserva lo suficientemente vigorosa para generar empleo. Un aprendizaje intensivo de la lengua de Goethe es una herramienta de triunfo imprescindible para los médicos, ingenieros, profesores universitarios y profesionales de alta cualificación que pretendan lanzarse a la conquista del ogro germano. Por supuesto, dado el cariz de estos puestos de trabajo, además de un gran nivel de inglés se debe manejar el idioma nativo con un nivel medio-alto.

Más asequible que los anteriores gracias su parentesco con el español motivado por su origen común como lenguas románicas, está el portugués. No tanto por el vecino Portugal, compañero de fatigas de crisis de España, sino por su Brasil, una de las economías emergentes con mayor potencial en el futuro inmediato y que, al igual que China, experimenta un crecimiento constante en los contactos comerciales con España, sobre todo en sectores aquí muy perjudicados por la debacle financiera de 2008 como el de la construcción. La mayor facilidad para el aprendizaje, unida a la amplia oferta de posibilidades del país sudamericano, convierte al portugués en un idioma con numerosos atractivos para profundizar en él.

La misma situación se plantea con el francés, que además de compartir ascendencia con el español y por lo tanto allanar la cuestión en lo que se refiere al aprendizaje, no solo posee interés por la relativa fortaleza de economías continentales como la francesa y sobre todo la suiza, sino que también garantiza una vía de escape para los más nómadas del lugar a partir de los restos de su otrora extenso imperio colonial, donde pervive el uso del francés. Además de las colonias del norte de África y al sur del Sahara, de las Antillas francesas como Martinica y Guadalupe y del archipiélago tahitiano en Oceanía, destaca la gran oferta laboral que ofrece la Canadá francófona en Norteamérica, disponible tanto para trabajadores no cualificados –eones de obra, electricistas, etcétera- como para profesionales de alta cualificación.

No obstante, en vez de coger un globo terráqueo y hacerlo girar con el dedo encima para ver dónde cae nuestro próximo destino en el mundo, mejor echar un vistazo al Índice Elcano de Presencia Global 2015, presentado a principios de mayo. En esta edición, el estudio elaborado por el Instituto Elcano no refleja grandes cambios en comparación con años precedentes, ya que confirma el auge de China –en ascenso imparable desde la 13ª posición que ocupaba en 1990 hasta la 4ª en 2014– y la pujanza de los dragones asiáticos de su entorno. En cualquier caso, la clasificación, que calcula en cifras la proyección hacia el exterior de los países, mantiene a Estados Unidos en cabeza como el país con mayor visibilidad en el mundo –situación privilegiada que ocupa desde 1990-, seguido de Reino Unido, que sustituye a Alemania en el segundo puesto, ahora tercera, y Francia ya en el quinto, detrás de China. España se halla en el decimoprimer lugar de la lista. Cabe decir que, medidos en conjunto, los países de la Unión Europea arrebatarían la corona mundial ostentada por los Estados Unidos.

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