Los pearcings más seguros y menos seguros que puedes poner en tu cuerpo.

Pearcing en la oreja.

Los piercings son un complemento estético bastante extendido actualmente. Permiten darle a tu imagen un toque diferente y personal. Sin embargo, no deja de ser un elemento extraño con el que perforas el cuerpo. Estos son los piercings más seguros y los menos recomendables que te puedes poner.

Hoy tenemos piercings para todos los gustos. Basta con echar un vistazo a cualquier web especializada como Piercing & Tattoo, una tienda online mayorista donde ves piercings de todos los colores, algunos de ellos muy graciosos, como esas bolas negras con calaveras fosforescentes.

En el mercado encontramos piercing discretos, como una mota de polvo brillante sobre la nariz, y otros más llamativos, con un aire étnico. piercings secretos, solo visibles para unos pocos elegidos y piercing a la vista de todo el mundo.

Me dijo una amiga que le gustan estos complementos, que los piercing que mejor cicatrizan son aquellos que se colocan donde más presencia de sangre hay, como el labio o la lengua. Sin embargo, eso no quiere decir que la herida no se infecte. Debemos ser cuidadosos al elegir la zona y colocárnoslo.

Te hacemos algunas recomendaciones para que las tengas en cuenta.

Los piercings más seguros.

Dice el periódico El Confidencial que la mejor zona del cuerpo para perforarla con un piercing es la oreja. Una zona cartilaginosa, fácil de agujerear y que por su flexibilidad se adapta bien el piercing.

Si queremos colocar un pearcing en la oreja, tenemos a nuestra disposición todo el pabellón auditivo. No solo el lóbulo. Un pearcing no es un pendiente. Tenemos, por ejemplo, el lóbulo superior. En toda esta zona podemos hacer entre tres y cinco perforaciones. Un pearcing que queda muy bien aquí son los aros de diferente tamaño. Ordenándolos en sentido descendente. El más pequeño arriba y el más grande abajo.

En el hélix, el borde curvado de la oreja, podemos colocar un par de aros pequeños. En el rook, la parte interna situada entre los pliegues, podemos insertar pequeñas bolas de acero. En el tragus, esa pequeña protuberancia que se crea en la parte interior de la oreja, justo donde se une al rostro, podemos colocar pequeñas joyas que se pueden ver por delante y por detrás.

Los piercings menos seguros.

En cuanto a los piercing más peligrosos y con los que más cuidado debemos tener, el periódico El Mundo señala que son los de la boca y los de los genitales.

Entre estos pearcings se incluyen los de los labios. Agujerear el labio inferior para colocar un aro o un alfiler cerrado por dos bolas puede provocar abrasiones, pigmentaciones y úlceras, tanto en la parte visible como en el interior de la boca.

A largo plazo, los pearcing en la boca acumulan placa bacteriana y sarro. Lo que puede hacer que los tejidos blandos circundantes se infecten. Al colocar un pearcing en el labio, la parte del pearcing que queda dentro de la boca va provocando daño en los dientes y las encías. El roce permanente con el esmalte dental, hace que este se vaya desgastando progresivamente, de forma anormal. Respecto a la encía, ocasiona una retracción que afecta hasta el hueso alveolar. Pudiendo ocasionar la pérdida del diente.

Los pearcing en la lengua son bastante delicados. La lengua es un órgano plagado de vasos sanguíneos donde es fácil producir una hemorragia y que la herida se infecte con la placa bacteriana.

Un estudio publicado en la revista “Dental Traumatology” señala que al menos el 35% de las personas que tienen pearcings en los labios o en la lengua suelen sufrir una pérdida de encía bucal que, en ocasiones, se vuelve irreversible.

Respecto a lo pearcings en los genitales, la dermatóloga norteamericana Anne Laumann afirma que estas perforaciones pueden causar daños en la uretra e infecciones que deriven en infertilidad. Estos adornos favorecen el contagio de determinadas enfermedades de transmisión sexual, como el VIH, la sífilis y la hepatitis. Producen heridas en la mucosa que dejan la puerta abierta a la entrada de virus en el organismo.

En ombligo y el pezón, aunque nos puedan resultar sexis, tampoco son unas de las zonas más aconsejables para colocar un piercing. Con respecto al pezón existe riesgo de galactorrea; es decir, secreción espontánea de leche. Este ambiente húmedo favorece la infección.

El ombligo, por su parte, es una zona poco aireada y húmeda. Lo que facilita la concentración de hongos y bacterias. Las heridas abiertas por la colocación pearcing en el ombligo y en el pezón suelen tardar en cicatrizar entre 6 y 8 semanas. Son los que tienen una curación más lenta. Durante ese tiempo será conveniente seguir una higiene adecuada, lavándose la zona con un gel de pH neutro y vestir ropa holgada y suave que no irrite la herida.

Ojo con los pearcings en la nariz y en la ceja.    

Los pearcings en la nariz y en la ceja son bastante seguros, pero debemos tener en cuenta algunas cuestiones antes de ponérnoslos.

La ceja solo se puede perforar de manera lateral, ya que en el centro hay nervios y vasos sanguíneos que, si se tocan, pueden dañar el conducto lagrimal.

La nariz, por otro lado, es una zona muy húmeda, lo que multiplica la posibilidad de infección. El experto que nos coloque el pearcing deberá tener cuidado de no dañar el cartílago.

Sabemos por experiencia que una herida en la ceja o en la nariz termina curándose sin problemas. Lo hemos percibido alguna vez que nos hemos dado un golpe en ellas. Sin embargo, al colocarnos un pearcing en cualquiera de estas zonas, deberemos seguir algunos cuidados especiales durante las primeras semanas. Tendremos que lavarnos la zona dos veces al día con agua tibia y gel antibacteriano. Mover suavemente el pearcing para que el agua penetre en el orificio, enjuagar el jabón y secarnos con un papel o con una toalla seca y limpia.

Los mejores materiales para un pearcing.

Una de las cuestiones que debemos tener en cuenta al colocarnos un pearcing es el material con el que está fabricado. Este debe ser un metal alergénico. Muchas de las irritaciones e infecciones que se producen con los pearcing se deben a la mala calidad del material. En este sentido, los mejores materiales para los pearcing son:

  • El titanio es un metal duro. 100% compatible con el cuerpo humano. Rara vez produce rechazos, ni alegrías. Otra de las ventajas que tienen los pearcing de titanio es que se mantienen como el primer día por mucho que pase el tiempo.
  • Acero quirúrgico. Este es un tipo de acero inoxidable, especialmente tratado para no causar daños en nuestro organismo. Para que nos hagamos una idea, es el material con el que está fabricado el instrumental médico. De todos los materiales de los que vamos a hablar, es el menos costoso. Además, es indicado para colocarlo en zonas húmedas como puede ser la nariz, los labios, las cejas o el ombligo.
  • El oro y la plata. Tanto el oro, como la plata, son materiales antibacterianos. Van a minimizar en gran medida la posibilidad de infección. Eso sí, si optamos por esta opción, deberemos escoger metales con un alto nivel de pureza. Las aleaciones de oro o plata con un bajo contenido de metal noble o los metales bañados no son una alternativa adecuada.

Algunas precauciones.

Te comentamos a continuación algunas precauciones que debes tener en cuenta a la hora de colocarte un pearcing.

  1. Asegurarse de que el establecimiento sea profesional y esté certificado. Es fundamental elegir un estudio que cumpla con las normativas sanitarias y cuente con licencias en regla. Un lugar con buenas referencias y profesionales capacitados garantiza una correcta aplicación del pearcing y reduce el riesgo de infecciones.
  2. Mantén una higiene estricta. La limpieza del área perforada es crucial durante las primeras semanas. Es importante lavar las manos antes de tocar el pearcing, limpiar la zona con soluciones salinas, y evitar productos irritantes como alcohol y el agua oxigenada.
  3. Evita el contacto con fuentes de infección. Durante el proceso de cicatrización, es recomendable evitar piscinas, saunas o baños públicos, ya que el contacto con agua contaminada puede provocar infecciones en el área perforada.
  4. No cambiar la joya antes de tiempo. Cambiar la joya demasiado pronto puede interrumpir el proceso de cicatrización y causar daños en la piel. Es recomendable esperar un poco antes de sustituir el pearcing.
  5. Presta atención a los signos de infección. Si observas enrojecimiento en la zona del pearcing, hinchazón, pus o dolor persistente, es importante acudir al médico lo antes posible. Estos síntomas podrían indicar una infección que necesita tratamiento inmediato.
  6. Evita el uso de cosméticos en la zona perforada. Es mejor no aplicar maquillaje, cremas o lociones en la zona hasta que el pearcing haya cicatrizado por completo. Estos productos pueden irritar la piel y causar infecciones.

No dudamos que los pearcing no sean un complemento estético atractivo, pero como hemos visto, deberemos tomar algunas precauciones para que no nos cause ningún daño.

 

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