Ruta a La Alcarria

Zorita de los Canes. Guadalajara Panoramic view of the village, beside the river Tagus. To the right, up, the remains of a medieval castle

El escritor Camilo José Cela lo retrato de manera genial en las páginas de Viaje a La Alcarria. Una zona desconocida para el resto de España pero que a partir de ese momento comenzó a convertirse en un fijo de las escapadas. Y es que La Alcarria es un destino con mucho encanto. Os voy a contar mi experiencia durante un fin de semana que realicé con mi pareja aprovechando una ceremonia de preboda. El río Tajo cruza esta tierra de páramos y campiñas, donde se produce una de las mieles más apreciadas de España.

Nosotros iniciamos la ruta en la ciudad de Guadalajara. Allí es donde habíamos contratado al fotógrafo Víctor Saboya para que quedara constancia de todo este viaje, y sobre todo, del amor que nos tenemos mi chica y yo. Las primeras fotos nos los hicimos en el Alcázar Real, los torreones de Álvar Fáñez y del Alamín (siglos XIII-XIV) y el puente sobre el río Henares.

Posteriormente cogimos el coche y a unos 18 kilómetros de Guadalajara se encuentra la población de Torija, presidida por su histórico castillo medieval. Allí quedaron muy chulas las fotos. Además es un sitio con historia pues en el siglo XV fue tomado por el poeta y noble Marqués de Santillana; y en el XIX, durante la Guerra de la Independencia, el famoso guerrillero “El empecinado”, lo dinamitó para evitar que cayera en manos del ejército de Napoleón Bonaparte. En la actualidad, tras ser restaurado, alberga el Museo del Viaje a la Alcarria y el Centro de Interpretación Turística de la Provincia de Guadalajara.

Cogimos un desvío y llegamos a Brihuega, denominado para muchos el “Jardín de la Alcarria”. El pueblo es una cucada y destaca por sus casonas renacentistas y por su castillo, muralla y portales medievales. Además nos contaron que son famosos sus encierros de toros, pero eso son en agosto.

Pero las fotos que Saboya nos hizo y que más nos gustaron fueron las que nos hizo a lo largo del río Tajo. En los embalses de Entrepeñas y Buendía (conocidos como el “Mar de Castilla”) hasta el municipio de Sacedón. Son para enmarcar. Por último, nos dirigimos a Zorita de los Canes, a unos 21 kilómetros, para ver las ruinas de su castillo medieval y el Parque Arqueológico de Recópolis, antigua ciudad visigoda.

La verdad es que ha sido un viaje que nos ha quedado para siempre en la retina. Además gracias a las cientos de fotografías que nos hicimos quedará para la posteridad. Os animamos a visitar esta zona de España, desconocida para algunos. Ahh, y por supuesto regresamos a casa con muchos botes de miel. Un sector que por suerte no sabe de crisis, y el año pasado aumentó su cosecha.

 

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