Cualquier tipo de adicción genera un problema de gran calado en una vida. Precisamente por eso, personas especializadas en problemas de este tipo de problemas trabajan en alertar de todos los riesgos asociados a esa cuestión y procurar sacar del atolladero a personas que ya están experimentando esos problemas. Las drogas, el alcohol o el tabaco tienen efectos perversos a nivel social y la verdad es que debemos hacer todo lo posible por eliminar cualquier dependencia que podamos llegar a tener sobre alguno de ellos. Eso repercutirá positivamente en nuestra vida, os lo garantizamos al 100% porque es lo que han demostrado una y otra vez esas personas que conocen el tema más de cerca.
Si las adicciones las padecen mujeres, el problema se multiplica por 100 y todo el mundo es plenamente consciente de ello. La mujer se encuentra estigmatizada en muchos aspectos y la sociedad, en general, es mucho más dura con ellas que con ellos cuando se produce una adicción a cualquier sustancia. Esta actuación, que es del todo injusta, contribuye negativamente a la vida de la mujer, que en casos relativos a adicciones ya es de por sí difícil. La mujer está sometida a una serie muy grande prejuicios y que estos se derribaran sería una buena noticia para conseguir resolver sus problemas de adicciones y, por si fuera poco, conseguir algo más de justicia en esta sociedad.
Hemos rescatado un estudio realizado por el portal web Statista en el que se menciona el porcentaje de personas que consumió un determinado tipo de sustancia en España a lo largo del 2021 por género. En el caso del alcohol, podemos ver cómo el porcentaje es mayor en el caso de las mujeres (73%) que en el de los hombres (67%). En el caso del tabaco, también es superior el número de mujeres que lo consume, pero casi en todos los demás campos es el hombre el que toma la delantera (cannabis, cocaína, éxtasis…). Como veis, no cabe la menor duda de que la mujer no está libre de peligros en todo lo que tiene que ver con las drogas, pero el tratamiento mediático y social no es el mismo que el que sufren ellos. Con ellas somos mucho más exigentes.
La pregunta que debemos hacernos ante todo lo que hemos comentado en el párrafo anterior es… ¿por qué? ¿Por qué la sociedad es mucho más crítica con ellas que con ellos? La respuesta es clara. El hombre siempre ha tenido que “evadirse” de sus responsabilidades, que han sido más grandes e importantes que las de las mujeres. Ha necesitado “encontrar la manera de aguantar tanta presión”. Ellas, como tradicionalmente “no han estado sometidas a esa presión”, no tienen justificante para consumir drogas, alcohol o tabaco. Esta es la visión que siempre se ha tenido. A fin de cuentas, y como veis, todo depende de los roles de género.
Todas aquellas personas que sufran los efectos de cualquier adicción tienen derecho a que los profesionales especializados en ese campo les presten la ayuda necesaria para salir del atolladero. Sin embargo, cuando la persona que sufre la adicción es una mujer, es necesario realizar un trabajo doble porque a esta parte de la población se le estigmatiza mucho más por el hecho de tener esa adicción. Así es como nos lo han indicado desde Dona Addiccions, una entidad especializada precisamente en la resolución de adicciones, cuyas principales profesionales aseguran que ese estigma es tan dañino y problemático como la propia adicción en sí.
Por desgracia, son muchas las mujeres que han tenido que pasar por esta situación en el interior de nuestras fronteras. Y no es fácil tener que hacer frente a un problema doble como del que estamos hablando. En algunos casos, incluso se puede terminar generando un problema de índole mental si a la adicción se le suma esa discriminación por género a la que hemos hecho referencia y que, por mucho que haya personas que lo nieguen, existe y se manifiesta día tras día en una enorme cantidad de casos. Es dramático que en el siglo XXI nos encontremos en una situación como esa, pero la realidad es la que es y no podemos esconderla.
Huir de las críticas es indispensable
Cuando nos enfrentamos a una situación como lo es una adicción, superarla es siempre la misión principal y lo que cuenta. Hay que tratar de solventar la situación del mejor modo posible. Para ello, muchas veces, es conveniente huir de las críticas que otras personas puedan realizar sobre nuestras actuaciones. Está claro que debemos saber que no hemos actuado bien cayendo en una adicción, pero no puede ser que continuamente nos estén machacando con eso, algo que le ocurre a la mayoría de las mujeres que se encuentran en esta reunión. Lo que nos debe importar, en todo caso, es lo que nos diga la persona que nos está ayudando a salir adelante.
Cuando nos encontramos en un proceso de desintoxicación, lo mejor es que nos centremos en todo aquello que nos han recomendado los y las profesionales en este campo para que no tengamos más problemas y podamos empezar una nueva vida, que al final es el objetivo que tenemos en mente cuando empezamos el proceso. También debemos tener en cuenta los sentimientos de las personas que nos importan y que han estado con nosotros y nosotras en un momento tan delicado. Pero todo lo que salga de ahí ya no nos debe importar en absoluto. Va a ser la familia, amigos y profesionales especializados en estos asuntos los que nos hagan salir adelante.
En una noticia que fue publicada en la página web de las Naciones Unidas se decía que el consumo de drogas en el mundo ha crecido en un 23% en la década que cubría los años comprendidos entre 2011 y 2021. Mientras que en el primero de esos años eran 240 millones de personas las que habían pasado por ello, 10 años más tarde eran 296 millones de personas. Este es un problema que hay que corregir a la mayor brevedad posible porque la tendencia no es nada buena y eso siempre puede generar que una mayor cantidad de personas sientan atracción en algún momento por las drogas de cualquier tipo.
La prevención y formación son primordiales
Debemos diseñar una estrategia social que vaya dirigida a reducir la cantidad de personas que pasan a lo largo de su vida por un trance como al que nos estamos refiriendo a lo largo de todos estos párrafos. Los expertos en esta materia aseguran que una de las fases de la vida más importantes en este sentido es la adolescencia, que es cuando empezamos a ser un poquito más conscientes de lo que nos rodea. Es en ese momento cuando, para aparecer un poco más maduros y adultos, empezamos a tener contacto aunque sea de manera indirecta con algún tipo de droga, siendo la más habitual en estos casos el tabaco. Como es lógico, eso da pie a que empiece a generarse un interés que nos lleve a probar la droga en cuestión y que se produzca una adicción posterior.
El peligro existe y puede dar con cualquier tipo de adolescente. Y el lugar que todo adolescente visita de manera habitual es el colegio o el instituto, por lo tanto, debe ser ahí donde se trabaje de manera permanente para intentar prevenir el consumo de drogas o paliar sus posibles efectos y adicciones si ese consumo ya se ha producido en una primera ocasión. Las charlas emitidas por algún profesional en este campo o por algún profesor son necesarias y es necesario que, en ellas, se haga mención a las consecuencias que van directamente ligadas al consumo de drogas. Eso es lo que echará para atrás a muchos y muchas adolescentes a la hora de consumirlas.
Estamos hablando de un proyecto que compete a toda la sociedad y que no solo ha de tener cabida en los colegios o los institutos. Todo el mundo debe tomar partido en una cuestión como de la que estamos hablando, y cobra especial importancia el círculo más cercano de cada persona. Así que ya sabéis: si detectáis que algún amigo o amiga ha consumido alguna droga o está empezando a engancharse a ella, lo primero que tenéis que hacer es ofrecerle la ayuda necesaria para intentar salir del atolladero. Después, lo tenéis que poner en conocimiento de su familia (si es que no lo ha hecho ya esa persona) para que también tenga la oportunidad de proporcionar esa ayuda.
Entre todos y todas, podemos vencer a una lacra social como las drogas. Nadie ha dicho ni dirá que sea fácil, por supuesto, pero la sociedad no se puede achantar ante un problema de estas dimensiones y menos si afecta a los colectivos más jóvenes y vulnerables. Todo el mundo tiene que cumplir con su papel en este sentido y demostrar que se puede conseguir esa victoria de la que estamos hablando. Ojalá que así sea. Este mundo, en ese caso, sería un lugar mucho mejor.